miércoles, octubre 18, 2006

NADIE


NADIE

Cama con espinas, cama clandestina

En la que adormeciste mi corazón.

Sueños robados, noches en vela,

Un universo, un mundo nuevo,

Una habitación.

El ego comía de mí piel,

El deseo de mi carne,

Mi vació lo llene de besos y caricias ajenas,

que mutaron cercanas,

que olían a nadie.

Cabeza loca, mar de dudas,

digo con la boca, para callar al corazón.

La vanidad fue mi pecado

Y mi castigo:

Sentir amor.

Cerré los ojos para mirarme,

para no ver a nadie.

Para no dejar salir lagrimas. . .

. . . Las de antes.

Jugué a: pensarlo todo,

pero no todo puede pensarse

Fui indiferente, calculadora, obsecuente,

Por sobretodo amable,

hasta que tocaron la puerta y nadie entro,

Era tarde demasiado tarde.

No dormía cuando estaba,

Y cuando no, lo soñaba.

Empezó a doler de nuevo,

las lágrimas volvieron,

y sin darme cuenta: El infame.

Y mi corazón adormecido

sin reconocerlo,

lo volvió a llamar amor.

Que tristeza hay en mi cama,

Cómo duelen las espinas,

Amantes, nunca faltan,

Amor? por nadie.

Cama clandestina, un universo,

Una habitación

Palabras suicidas, otras asesinas,

no marcan el cuerpo, desgarran el alma

y torturan un corazón. . .

A veces. . . dos.

Jugué a pensarlo todo, no todo puede pensarse

Tocaron a mi puerta

Y la nostalgia, tímida, asoma a mis sentidos.

No se que sentir

No se que pensar

Pero un vez más

. . . nadie entro.


Jorge A. Avirovic Ojopi

Etiquetas: