miércoles, septiembre 27, 2006

ABRIENDO LOS OJOS


ABRIENDO LOS OJOS: Magia


Pienso que lo más mágico de la vida son los sueños, y digo mágico porque son una extraña verdad constituida en parte por fantasías y en parte por cosas reales. Es por eso que si jugamos a ser filósofos un momento, nos demos cuenta o no, la vida es un sueño y los sueños a veces son nuestra vida, y que si nos ponemos de acuerdo en esto, a veces también constituyen nuestro motivo de vivir, fundamentando nuestras esperanzas.
Particularmente creo, que esta incertidumbre que ocupa la cabeza de muchos para distinguir qué es fantasía y qué es realidad, es una perdida de tiempo, ya que una u otra son parte de una misma verdad: nuestra existencia.
Frente a esta moción quedan dos salidas: atormentarnos con la desdicha que deviene con la incertidumbre de no saber que es real o ficticio, o simplemente creer en la magia.
Entiendase por magia la simple belleza de una flor que se define por si misma, el llanto de un bebe que deviene al dar la primera bocanada de aire a la vida que lo recibe, la simple sonrisa que acompaña a una lagrima en nombre del amor o el simple abrazo que resucita el alma cuando pensaste que te quedabas solo en el mundo. Milagros de la vida que se definen por si mismo, cotidianos, banales, sutiles, que al hacernos conciente de ellos, caemos en el placer de una fantástica realidad, en la cual no sabemos quizás la mayoría de las veces si estamos despierto o dormidos (experiencias que forman nuestros recuerdos inolvidables).
Tristemente a veces vamos por la vida manteniendo distancia de aquellas cosas que tememos amar, para que de algún modo, cuando se vayan no las extrañemos. Pero mas triste es el resultado: después que se van se extraña el doble y se suma el sabor amargo de no haber amado lo suficiente, mas la terrible carencia de no haber disfrutado de un momento mágico, ya sea doloroso o placentero, solo por miedo.
El miedo nos aferra tanto a la soledad y al egoísmo, que no somos conciente de cuanto nuestra existencia involucra la del otro y perdemos nuestra sensibilidad, nos sumergimos en las cosas más que en nosotros mismos, privilegiamos el tener y no el ser, ya ni siquiera nos sorprendemos: o acaso se preguntan alguna vez ¿Cómo el control remoto prende la televisión? ¿Como hablo a miles de kilómetros y ni siquiera hay un cable? ¿Que tipo de energía hace que suceda todo esto? Aparentemente son preguntas tontas, ni siquiera nos las hacemos, internamente pensamos que la respuesta es obvia, o es tan común que no nos importa, eso si, aceptamos que es posible porque aunque no sepamos las respuestas, prendemos el tele o hablamos por teléfono.
Nosotros somos magos dormidos, con un inmenso poder para cambiar lo que queramos del mundo, ya que todos somos uno y la misma cosa: energía. Y la parte más importante del mundo que uno puede cambiar, por lo menos, es uno mismo, nuestra actitud, nuestros valores, ser concientes, reaprender a amar y ver como afectamos a los demás simplemente con nuestro estado de ánimo. Comprender que sin el otro, no existo.
Perder el miedo, darnos cuenta, sorprendernos, tener fe, hacer magia.

Si no crees. . ., simplemente ama y serás un mago a pesar de ti.
Jorge A. Avirovic Ojopi